Biskiel
Sensei
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- 4 Ago 2019
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Todos hemos soñado a lo largo de nuestras vidas. La enorme mayoría de veces los olvidamos apenas despertamos, pero hay sueños que tienen un impacto tal que los recordamos claramente aun semanas después de haberlos soñado. Yo por lo general ya no sueño: me acuesto lo más tarde y cansado que pueda para ir directo al otro día, peeeero a veces tengo unos que yo mismo me digo "pero qué mierdas se le ocurren a mi cerebro?"
Me he quedado dormido muy temprano como cosa muy rara (a eso de las 9 de la noche), y me he soñado que era un ladrón que entraba a un museo por los sotanos (aparentemente y no se por qué tenía las llaves de acceso). Iba con otra persona que iba recogiendo cuanto objeto pequeño pudiera, pero le mencioné que no estabamos para robar pendejadas así que dejó la bolsa con lo robado en el piso.
Seguimos caminando por los pasillos hasta encontrar lo que había ido a buscar: un espejo de siglos pasados, pesado, enorme que fácilmente superaba mi estatura, con marco de madera y pedrería fina y enchapado en oro (según yo valía una fortuna, lo suficiente como para vivir tranquilo unos buenos años) (y ahora que lo pienso no entiendo cómo se me ocurrió llevarme un espejo: gracias a malas experiencias pasadas y posteriores regaños, tengo un trauma con levantar cualquier objeto de cristal y más si es pesado)
En fin, que lo cargamos y por alguna razón que aun no entiendo no bajamos hacia el sotano por donde entramos, sino que subimos unos pisos para salir por unos balcones que tenía el edificio. Cuando me asomo al balcón me doy cuenta que para sacar el espejo por ahí hacía falta pegar un salto enorme para llegar al otro balcón y emprender la huida. Yo, con una agilidad que no tengo hace décadas, he sabido pegar un salto de ballerina para caer en el balcón de al lado y le dije a mi compañero que con cuidado me pasara el espejo; pero al gran imbécil se le ha sabido resbalar de las manos y esa vaina cayó al vacío, haciendo un estropicio enorme al romperse en pedacitos.
Yo me quedé un rato sentado en la orilla del balcón con las manos en la cabeza pensando en la plata que acababa de perder por un pendejo manos de mantequilla cuando empiezo a escuchar los carros de la policía, de ahí miré al otro tipo y lo dejé a su suerte, corriendo por el balcón para pegar otro salto de ballerina y pensando que dejé las llaves pegadas en la puerta del sótano, por lo que la policía podría obtener mis huellas.
En fin, no me importa si el tema muere sin ningún comentario, son ya las 3 de la madrugada y no se por qué tengo la comezón de comentar la salvaje pendejada que mi cerebro acaba de proyectar. Para los que se quieran animar, el espacio queda abierto para que digan "Biskiel pero que mierdas!?" O bien para que comenten las vainas más random que hayan podido soñar.
Me he quedado dormido muy temprano como cosa muy rara (a eso de las 9 de la noche), y me he soñado que era un ladrón que entraba a un museo por los sotanos (aparentemente y no se por qué tenía las llaves de acceso). Iba con otra persona que iba recogiendo cuanto objeto pequeño pudiera, pero le mencioné que no estabamos para robar pendejadas así que dejó la bolsa con lo robado en el piso.
Seguimos caminando por los pasillos hasta encontrar lo que había ido a buscar: un espejo de siglos pasados, pesado, enorme que fácilmente superaba mi estatura, con marco de madera y pedrería fina y enchapado en oro (según yo valía una fortuna, lo suficiente como para vivir tranquilo unos buenos años) (y ahora que lo pienso no entiendo cómo se me ocurrió llevarme un espejo: gracias a malas experiencias pasadas y posteriores regaños, tengo un trauma con levantar cualquier objeto de cristal y más si es pesado)
En fin, que lo cargamos y por alguna razón que aun no entiendo no bajamos hacia el sotano por donde entramos, sino que subimos unos pisos para salir por unos balcones que tenía el edificio. Cuando me asomo al balcón me doy cuenta que para sacar el espejo por ahí hacía falta pegar un salto enorme para llegar al otro balcón y emprender la huida. Yo, con una agilidad que no tengo hace décadas, he sabido pegar un salto de ballerina para caer en el balcón de al lado y le dije a mi compañero que con cuidado me pasara el espejo; pero al gran imbécil se le ha sabido resbalar de las manos y esa vaina cayó al vacío, haciendo un estropicio enorme al romperse en pedacitos.
Yo me quedé un rato sentado en la orilla del balcón con las manos en la cabeza pensando en la plata que acababa de perder por un pendejo manos de mantequilla cuando empiezo a escuchar los carros de la policía, de ahí miré al otro tipo y lo dejé a su suerte, corriendo por el balcón para pegar otro salto de ballerina y pensando que dejé las llaves pegadas en la puerta del sótano, por lo que la policía podría obtener mis huellas.
En fin, no me importa si el tema muere sin ningún comentario, son ya las 3 de la madrugada y no se por qué tengo la comezón de comentar la salvaje pendejada que mi cerebro acaba de proyectar. Para los que se quieran animar, el espacio queda abierto para que digan "Biskiel pero que mierdas!?" O bien para que comenten las vainas más random que hayan podido soñar.
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