«En el año 1014 d.C., el emperador bizantino Basilio II venció al ejército búlgaro e hizo 15.000 prisioneros. Pudo haberlos matado, pero tuvo una idea diferente. Quería debilitar a sus oponentes durante las décadas venideras. Ordenó de cada 100 prisioneros, 99 de ellos fuesen cegados [sacándoles los ojos]. Al número 100 se le permitió conservar un ojo con el que guiar al resto a casa, obligando a las comunidades [búlgaras] a cuidarlos durante el resto de sus vidas.»
Muchos lo consideran como el mejor filósofo lógico desde Aristóteles. Para Einstein era un amigo. Fue una de las grandes mentes del siglo XX y su obra no ha dejado de impactar varios campos científicos.